1 de agosto de 2013

Jorge "Cuque" Sclavo


Hace algunos años, Cuque Sclavo escribió sus memorias. "Desde el paraíso" es un libro de Fin de siglo que tuve el honor de presentarlo junto a Jorge Denevi. Esto fue lo que dije...


Galeno (129 aC) fue el más destacado médico de la antigüedad después de Hipócrates. Sus estudios sobre anatomía de los animales y sus observaciones sobre el funcionamiento del cuerpo humano dominaron la teoría y la práctica de la medicina durante 1.400 años. Fue quien descubrió y definió los humores, que son líquidos en el cuerpo de los animales, incluido el hombre. A partir de aquel descubrimiento científico es que se comenzó a hablar de humor y humorismo.

La primera acepción de la palabra humorismo, según el diccionario de la Real Academia Española es más que interesante. Humorismo: modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Hay quienes dicen que intentar definir lo que se entiende por humor demuestra la falta del mismo. “El humor, no es un género, sino una actitud ante el mundo, que se encuentra en todos los géneros. No es un género en sí mismo, ni humorismo es necesariamente buen humor”, dice el escritor argentino Eduardo Stilman.

Groucho Marx dijo que "humor es posiblemente una palabra (que) uso constantemente y estoy loco por ella. Algún día averiguaré su significado".

Una vez le preguntaron al escritor checo Milán Kundera sobre la importancia de la risa. Y él contestó que aprendió a valorar el humor durante la época del terror estalinista. Tenía veinte años. “Para identificar a alguien que no fuera estalinista, al que no hubiera que tener miedo, bastaba con fijarse en su sonrisa. El sentido del humor era una señal de identificación muy fiable. Desde aquella época, me aterroriza la idea de que el mundo está perdiendo su sentido del humor.” Con tipos como Cuque, estamos seguros, Sr. Kundera, esa preocupación está de más. Una vez, un periodista uruguayo durante un programa de televisón le preguntó a Quino, “qué es el humor”. A lo que el creador de Mafalda dijo “¿...y a quién le importa eso?”

En literatura, artes plásticas, teatro, periodismo, en medios audiovisuales, lo gracioso ocupa un lugar de privilegio. La sátira y los mecanismos para provocar la sonrisa, cuando no la risa lisa y llana, tiene una rica historia artística. No se asusten, no haré una historia de la risa y mucho menos del humor. Simplemente, quiero aclararles, que por más que el concepto de humor viene del 129 antes del Cristo, esa referencia histórica no tiene nada que ver con la edad del Sr. Jorge Sclavo.

El Cuque nació en 1936. Muchas cosas pasaron ese año. Por ejemplo fue Bertha Gardés, madre de Carlos Gardel, de visita en Montevideo, fue homenajeada por un grupo de mujeres integrante de la Comisión Nacional de Homenajes al Zorzal, se acuñó la moneda de un centésimo, nació Alfredo Zitarrosa, se filmó la película “Dos destinos” de Juan Etchebehere, considerada la primera película sonora nacional, el gobierno de Terra suspendió las relaciones diplomáticas con la República española y con la Unión Soviética. En 1936 Amalia Nieto pintó la obra “Homenaje a Felisberto”, comenzó sus transmisiones CX 38 Radio del Sodre y a poco de ser publicada su primera obra "Tacuruses", Serafín José García recibió el "Premio Ministerio de Instrucción Pública" y por decreto, el Presidente Terra autorizó al Ministerio del Interior para que adquiriera 300 ejemplares de "Tacuruses", a efectos de ser distribuidos en las distintas Jefaturas de Policía del país, "con encargo de hacerla conocer al personal de sus dependencias", también se fundó el Partido Autóctono Negro (PAN), organización política cuyo objetivo principal fue la reivindicación de los derechos de la colectividad negra, que se disolvió unos años después (en 1944) y se creó el Instituto de Electrotécnica en la Universidad de la República y el Colegio British School se volvió colegio mixto. Pero hoy nos importa recordar que hace 74 años nació este personaje que hoy decidió presentar sus memorias.

Los grandes hombres han escrito sus memorias: Churchill, De Gaulle, Groucho Marx, García Márquez, solo por nombrar algunos. ¿Por qué no las iba a escribir el Cuque Sclavo? Y lo que hizo fue subirse a un paraíso y se puso a escribir. Aunque el otro día me confesó en la radio que preferiría que leyeran este libro como una novela. Y lo es.

Si tuviéramos que hacer una breve ficha de Jorge Sclavo deberíamos decir que es un Escritor, libretista, publicitario. Autor de cuatro libros de narrativa: "Un lugar para Piñeiro", 1966, primer premio de la Feria Nacional de Libros y Grabados; "Primer cielo, primera tierra", 1972, premio del MEC; "De los espejos y los feroces que son", 1985, premio de la IMM; "Almanario", 1994 (cuentos ilustrados por Fidel Sclavo). También publicó libros de humor, como “El Petiso Larrosa Ilustrado” y el año pasado editó una recopilación de sus trabajos bajo el título de “50 años al santo bleque”. Escribió libretos para "La Pensión 64", programa humorístico de Radio Carve e intervino en varios programas de Radio Sarandí donde lo escuché por primera vez y gracias a trabajar allí en que lo conocí y aprendí a admirar. Fue autor de libretos para programas televisivos entre ellos el de la Familia Rodelú para el programa Decalegrón en Canal 10. (Una de las poquísimas sátiras políticas que ha realizado la televisión uruguaya y que la Dirección del Canal le pedía que escribiera no tuviera política. En fin….) Fue actor, adaptador y director en Club de Teatro y Teatro Circular. Entre 1988 y 1994 participó en espectáculos de café concert junto a Manolo Guardia y Eduardo Useta. Estuvo más de una década años como creativo de la agencia Grey Publicidad. Ha hecho recopilaciones de textos de Peloduro, el Hachero, Elina Berro , entre otros. Ha escrito letras para las murgas La Censurada y Diablos Verdes. Escribió textos de humor en publicaciones tales como Marcha, Peloduro, La Democracia, Jaque, El Dedo, Guambia, Brecha y Búsqueda.

Escribió mil cosas más, pero cada vez que se lo menciona o se lo recuerda, se lo relaciona con la sonrisa. Pese a que Doña Aida le dijo en algún momento de su adolescencia que él no tenía humor, -"pero si sos un amargado"- hay que reconocer que el Cuque le tapó la boca a todos y ha vivido una vida haciendo humor.

Según confiesa, tiene alguna novela por allí escrita una novela seria, profunda, con mucho de psicologìa, que ostenta el récord de haber sido rechazada por 17 editoriales. Atento Canalda! Pero no importa, nada le hace bajar la guardia.

Pero para qué les voy a hablar de Cuque si aquí hay un relato claro y detallado que Sclavo decidió poner a consideración de los lectores. A juzgar por lo que Sclavo escribe en su libro, su memoria parece indestructible. Y nos cuenta detalles de su vida y de su entorno que, otros, seguramente ni repararíamos. Por ejemplo algunos de los lugares de su infancia, como la casa en la que nació. “La calle y los sitios públicos son ahora tierra de nadie, "no lugares" como los llamó Marc Augé, en cambio hace ya varias décadas, el barrio, la calle en la que jugábamos y nos criábamos, las sentíamos como propias. El barrio Reducto, la calle Caridad, y sus inmediaciones, eran para Cuque, para su familia y para sus amigos, su lugar natural y así lo vivían y como tal lo disfrutaban.

El autor nos transmite sensaciones tan personales como la relación con sus padres, con su Madre (nombrada más de una vez como “Madre Coraje”), la relación con sus hermanos y qué hasta donde llegaron los compromisos políticos en una época bastante complicada. También están relatadas algunas de las visitas al Penal de Libertad. Vaya solo una muestra: “Y a aquel día, mi primero, no solo ayudó tampoco ni el tiempo. Era gris como el uniforme de Paco, gris como la cara de Paco, gris como la putísima madre que lo parió. Lloviznaba al pedo, porque con la humedad que había, ya hubiese bastado. Además el gris estaba de sobra, los perros eran grises y el edificio también.”

Libros como éste y muchos de los que se están sumando en esta colección “Vidas” que hace algunos meses edita “Fin de siglo”, nos permiten acceder a realtos que quedan para generaciones posteriores, pero que tienen, justamente en lo testimonial un valor que no puede encontrarse ni en la sociología, ni en la historia y frecuentemente, y quizás tampoco en la literatura. Un excelente pensador argentino, Juan Josè Sebreli, recordaba, justamente en su libro de memorias, que “hay acontecimientos efímeros, pasajeros, de la vida cotidiana, que en general se consideran sin importancia, adquieren con el tiempo un verdadero significado histórico, porque muestran cómo vivían las masas anónimas, los personajes que no jugaron un papel relevante en determinada época. Esa es la importancia de las autobiografías, las memorias. Es el rescate del tiempo perdido, porque todo ha cambiado tanto, que parece la arqueología de un mundo perdido, de un mundo completamente olvidado. Eso es el interés que puede tener para la gente de mis generaciones, es un espejo que les recuerda sus propias vidas. A las nuevas generaciones se les muestra un mundo completamente desconocido.”

En el trabajo de Cuque hay bastante memoria para los detalles, como les decía, memoria visual, sobre todo en la recreación de ambientes, climas, atmósferas, determinadas situaciones.

Justamente, “la memoria, extrañamente no registra el transcurso del tiempo y solo en y por el espacio se recuperan los recuerdos”, dice Sebreli. “El espacio es todo en la memoria. No recordamos nuestra infancia, día a día, circulando en el transcurso de un tiempo continuo, siguiendo el hilo de un relato histórico, sino sobre el fondo de una duración ilusoria y abstracta compuesta por una serie indiferente de instantes sin fecha, pero localizados en el espacio. Es decisivo, entonces, para la subjetividad, evocar las casas y los cuartos donde se ha estado, los espacios vividos, los espacios íntimos, los espacios amados, los espacios, tal vez, soñado, aun los espacios donde se ha sufrido ya que la distancia todo lo enternece.” Y así es el parte del recorrido del Cuque.

Tito Sclavo –recuerda Cuque en un tramo del libro- escribió que “la memoria tiene algo de circular. Aunque no se repite exactamente. Se va cariando cada vez más. Todo recuerdo va perdiendo una cuota parte de energía en cada convocatoria. No. No es circular sino espiralaza. Cuando creemos que vuelve a un mismo punto, luego comprobamos que sus órbitas no coinciden y sus sitios están a diferente nivel”

Hay momentos muy disfrutables como cuando se cuenta la génesis de la revista “Misia Dura” y la bendición que tuvo que darle “su Santidad” Rodney Arismendi. ¿Una revista de humor herramienta de propaganda del Partido Comunista? Se preguntarán Uds. y si, y ahí estaba el Cuque para convencer a los más incrédulos. En el libro, Cuque cuenta, como siempre contó en su vida, pero ahora cuenta sobre él, con sus luces y con sus sombras. Porque los hombres y las mujeres estamos formados de luces y sombras, aunque a algunos no les guste reconocerlo. A veces con despiadada honestidad Cuque habla del sexo, de sus mujeres, del alcohol. Hubo momentos de amor y de desamor. Como escribió uno de sus admirados autores, Enrique Jardiel Poncela, “El amor es un punto de acuerdo entre un hombre y una mujer que están en desacuerdo en todo lo demás." Y hasta de los desacuerdos y discusiones escribe el Cuque en el libro.

Estoy seguro que si al Cuque lo saludan por la calle “cómo le va Jorge”, el Cuque ni se inmuta. Porque el Cuque es el Cuque, para él y para todos. Como Troilo era Pichucho, como Zagnoli “el Potrillo”, Venancio Ramos el Chicharra, Morales es el Chengue y Fernández Huidobro “el Ñato”. El Cuque es el Cuque y su apodo forma parte del imaginario uruguayo desde hace mucho tiempo. Está contento con su apodo, salvo algunas veces en que alguno se confundió y le dijo “Cuqui”. Y aquí está el Cuque, tan campante como siempre. Creyó que viendo cientos de películas en el cine durante su infancia y adolescencia se convertiría en algún algo parecido a Humprey Bogart. Lo más cerca que estuvo del personaje de Casablanca fue cuando dijo, una noche, en Preludio, “tócala de nuevo Manolo”. Y Manolo Guardia repitió los acordes de “Palomita Blanca”.

Se ganó la vida haciendo publicidad, empeñándose en ser lo más original posible. Antes de hacer un slogan para vender un jabón era capaz de leer a Sartre, Onetti y el “Viaje al fin de la noche” mientras escuchaba la colección completa de los tangos de Francisco García Jiménez. Eso era ser responsable. Hoy, le duele que los avisos utilicen el recurso fácil del “llame ya” para lograr la venta más rápida. ¿Dónde quedó la creatividad?

A él le gusta definirse como un tango. Y yo diría un tango de la vieja guardia, porque ahora hay tango electrónico que sospecho no le debe gustar nada. El Cuque odia los celulares y no se lleva bien con las FM. Así que, estimados amigos, si no lo escucha alguno de estos sábados en Radio Sarandi, lugar y programa que siempre serán su casa, lo mejor es leerlo. Y aquí lo tienen en libro.

1 comentario:

Alfa Segovia dijo...

Estimado Jaime Clara: Mi nombre es Alfa Segovia. Me gustaría contactarlo para hablar sobre un proyecto que tendría como objetivo hacerle un homenaje al Cuque. Estamos pensando con Ernesto Sclavo hacerlo de la manera que le hubiera gustado a él. En mi caso, Ernesto me contactó porque escribí en mi blog "Cosas de Viejucin" una crónica que se llama: JORGE SCLAVO EL ESCRITOR INCASILLABLE. Mi mail es: stanleyc99@yahoo.com Muchísimas gracias y hasta cuando usted quiera.